domingo, 8 de julio de 2012

Qué potente noche californiana con Red Hot Chili Peppers

Olía a California. Tronaban los sonidos de la costa Oeste, los tatuados tomaban los escenarios, un bajo agitaba nuestro esternón, rugía la guitarra, se aporreban las baterías, los pelos estaban sueltos y corría cierta brisa en el bochorno madrileño. Olía a California, que es un lugar hedonista y sensual desde que Hollywood decidió hacer soñar al resto del mundo, desde que en los 50 se abriera la Ruta 66, que convirtió el estado en el destino turístico de toda la América interior, y que generó toda una cultura de ocio alrededor del automóvil y de la tabla de surf. California es hedonista y desenfadada, sí, y está orgullosa de su pasado hippy. Pero allí se curra bien, no crean que todo es ligar en las playas (en la postal no se nota que el agua está mejor para los leones marinos que para las personas, pero ese es otro tema). California, en fin, nos dio el flower power desde aquel verano del amor de 1967, nos dio a los Beach Boys (el único grupo que los Beatles veían como rivales), a Janis Joplin (aunque tejana) y a Jim Morrison, a los muy psicodélicos Grateful Dead y Jeferson Airplaine, a Santana, a The Eagles, a The Byrds, a Metallica y Gun'n'Roses, y ahora nos sigue dando rock contundente a chorros porque es un lugar donde se tiene mucho aprecio a la música (y al cine, y a la informática, y a la televisión, pero ese también es otro tema). En fin, que todo el que ha estado, en cuerpo o en alma, añora California.



Alto. No leas más sin pinchar este vídeo. Si no vibras, si nada en tí se mueve, este post no es para ti. Fue el momento cumbre de la potentísima noche californiana que pasamos con Red Hot Chili Peppers, y con Incubus este sábado en Rock in Río. A Incubus lo despachamos aquí en unas líneas: estuvieron algo más que correctos dentro de un sonido bien trabajado, pero que a nosotros nos nos acabó de levantar del césped hasta los últimos temas (como Drive, en los bises). De Red Hot Chili Peppers diremos que se comieron el escenario, Arganda y media Comunidad de Madrid, que nos pusieron a todos a dar botes, que nos encienden con sus ruidosos ritmos y que, a ráfagas, nos emocionaban con dulces melodías en medio del estruendo. Son una de las bandas con sonido más compato en directo, y con un repertorio más euforizante para los suyos. Era la última noche de un Rock in Río Madrid, que no había hecho honor a su nombre hasta este final tan rockero, como titulaba la crítica de El País.
Aquí manda el bajo.